viernes, 28 de septiembre de 2007

Recordaremos días de infancia

School days. Una telenovela de proporciones escolares

Durante los primeros episodios de School days, Makoto Itou parece representar al adolescente promedio: un amasijo de inquietudes, ilusiones y valores. Le atrae una muchacha de su misma escuela que toma el mismo tren regreso a casa, pero solo se atreve a mirarla desde el otro extremo y tomarle una foto furtiva con su celular. Sin embargo, para cuando termine la serie (o, digamos, hasta el capítulo 11, dada su abrupta suspensión), Makoto se habrá deshumanizado, habiendo perdido toda esperanza en relacionarse con las mujeres fuera del mero contacto sexual, buscando desesperadamente un apoyo contra su soledad en encuentros furtivos. School days parecía ser una simple comedia estudiantil con tintes de melodrama, pero merced a una animación bien planteada (con abundantes planos en diagonal e inesperadas posiciones de “cámara”) y un conflicto enredado hasta la médula, nos encontramos con una fábula fatalista del proceso de madurez como asimilación del desarraigo, propio de las sociedades industrializadas, donde el sujeto transita dolorosamente hacia la adultez perdiendo sus ilusiones de infancia, entre ellas, la primera, el afán de enamorarse.

La trama se desarrollo en torno al triángulo amoroso de Makoto y sus compañeras Sekai y Kotonoha. La primera, su vecina de carpeta, se entera por casualidad (viendo la foto del móvil) que Makoto está ensimismado con Kotonoha y decide ayudarlo a modo de alcahueta. El trabajo de la joven celestina funciona a la perfección, sin embargo, una tarde, mientras Kotonoha tiene sesión del consejo estudiantil, Makoto le pregunta a Sekai cómo podría pagarle ese inmenso favor y ella aprovecha para arrebatarle un beso. Desde entonces, muchos acontecimientos precipitarán la caída de Makoto. Desmotivado por la timidez y la poca iniciativa de Kotonoha para el trato íntimo, hallará en Sekai un paliativo al desengaño, la frustración de no haber encontrado esa misma actitud en su tierna pero apocada novia.


El dilema radica en confundir la necesidad de contacto como respuesta al desasosiego (o concreción de ideal en cuanto objeto del deseo) con el enamoramiento. Capítulos más adelante, Makoto descubrirá, para su desgracia, que sus sentimientos por Sekai tampoco sobrepasaban la mera atracción que ejercía su apertura al sexo y la naturalidad de su carácter. La transformación moral del protagonista es notable: destruida la valla impuesta por cualquier valor supremo (al comienzo valoraba en Kotonoha no solo una belleza inmediata sino un halo misterioso que irradiaba al verla leyendo en el tren), derrumbado todo ideal escolar de amor y fidelidad, solo queda luchar contracorriente de una soledad interior que no logra llenarse con nada ni nadie. La historia sigue enredándose mientras cada personaje comienza a verse privado de aquellos antiguos cimientos de la infancia y temprana adolescencia. Para Kotonoha, la progresiva y tortuosa ruptura con Makoto la conduce a un estado de negación total. Sekai deberá ampararse en un prematuro embarazo como último rescoldo de esperanza.



Podría escribir varios artículos resaltando las virtudes de School days dentro de las limitaciones de su género (el melodrama no conduce necesariamente a una banalización, pero sí debe simplificar algunas conductas). Entre los puntos más meritorios se encuentran el tratamiento de los silencios, el manejo de la música inserta, la consistencia psicológica de algunos personajes como Sekai (un carácter honesto, fresco y maduro pese a su fragilidad emotiva). El leit motif del celular como metáfora de la incomunicación es también efectivo: nada define mejor a las generaciones recientes que los teléfonos móviles, no obstante, esa inmediatez comunicativa promueve una socialización superficial. El símbolo del celular aparece asociado con la paradójica negación del entendimiento, con la destrucción del diálogo: Makoto prefiere fotografiar a Kotonoha pero no hablarle, luego termina siendo bloqueado de la lista de contactos de sus amantes. Los mensajes sms de Kotonoha se cuentan por montones pero casi ninguno logra tener efecto sobre Makoto. Deprimida por el abandono de su amiga Setsuna, Sekai buscará paliar su nostalgia revisando su buzón de entrada y habiendo perdido la cordura, Kotonoha pasará horas hablando con la línea muerta pensando que habla con Makoto en la imagen que termina de destruir el mito de la tecnología como puente entre los hombres.
Finalizo mencionando los evidentes defectos que amenazan con hacer naufragar esta serie. El capítulo 12 ha sido pospuesto hasta próximo aviso y aparecen las primeras especulaciones en torno a su contenido relacionándolo con un evento sangriento que abarrotó hace poco las páginas policiales de la prensa japonesa. School days es la adaptación de un juego de video con diversos finales. Uno controla las decisiones de Makoto y de acuerdo a las respuestas, se llega a una conclusión. El juego se hizo famoso, en buena cuenta, merced a sus minutos de animación de buena calidad. Hay un final gore, matanza incluida, como hay finales felices, finales melancólicos e incluso un final pícaro. El animé tiene otras leyes, debe decidirse por una solución definitiva y todo parece conducir al escandaloso final con asesinato que mandaría al trasto todos aspectos positivos enumerados anteriormente.
Otro problema es el protagonista mismo, pues si Sekai estaba constituida para ganarse las simpatías del público cualquiera sea su circunstancia (perfecto personaje trágico), el proceso de Makoto carece de equilibrio y puede parecernos demasiado acelerado. El tránsito (lo que Aristóteles llamaba peripecia) de chiquillo alborotado en patán de cuarta resulta demasiado brusco, tanto que desde hace algunos meses, Makoto Itou viene postulándose como el personaje más detestado y envidiado del animé.


P.D. Mientras escribía este artículo se ha estrenado el último episodio de School days confirmando las sospechas de medio mundo. Se concreta un final carnicero que prefiero no revelar para evitar spoilers pero que debilitan mucho lo poco que había cosechado la serie en los capítulos previos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

No te deja un sabor amargo ese final... o el anime entero, en realidad.