miércoles, 6 de junio de 2007

Shakespeare amanerado

¿Cuánta transgresión aguanta un clásico?

He visto los primeros cinco episodios de Romeo X Juliet, la adaptación al animé de Shakespeare perpetrada por Gonzo, los mismos responsables (aquella vez con éxito) de transformar el Conde de Montecristo en una perla de virtuosismo visual. Temo que mi franqueza sea devastadora, pero estoy comenzando a detestar la serie y tengo mis fundamentos. En primer lugar, el pésimo sentido que los directores y guionistas de esta serie le otorgan a la palabra “adaptación”. En Romeo X Juliet hay transgresión: del argumento central shakespereano solo sobreviven los nombres de los protagonistas y sus familias. No afirmo que toda transgresión sea mala per se, todo lo contrario, cuando suelen romperse las convenciones o cuando decidimos distanciarnos de nuestros antecedentes (por ejemplo, Negima!? respecto al manga de Akamatsu), creamos versiones inesperadas, actualizamos el mensaje aportándole una lectura alterna (o como decía un académico vertimos vino viejo en odres nuevos). En Romeo X Juliet, la transgresión deviene en zafarrancho. En el original, tanto Capuleto como Montesco son familias enemigas en igualdad de condiciones sociales: parte de la tragedia de Verona consiste en este descalabro político. Sin embargo, en el animé, los Montesco han tomado el poder a la fuerza exterminando a la cabeza de los Capuleto. Los sobrevivientes de la masacre han criado a Julieta escondiéndole su verdadera identidad. Mientras tanto, ella debe travestirse disfrazándose de jovenzuelo y tomando el nombre de Odín. Como hobbie, la muchacha combate las injusticias de los Montesco disfrazada cual Zorro, es decir, asistimos a un fenómeno de triple identidad y doble travestimiento. Quién lo diría: ni Calderón. Por otra parte, mientras Shakespeare había presentado a Romeo como un sujeto atrevido merced a la inspiración del amor, el Romeo del animé manifiesta la más flemosa pasividad. Feminizado por completo, sorprende incluso su atracción hacia Julieta. Si la pretensión del animé era transgredir mediante los novedosísimos estudios de género (aquellos que nos dicen que el género, al contrario del sexo, es una posición social), bien vale, pero deben admitir que se pierde la mejor parte del Shakespeare más popular: escenas como aquella del balcón serían inadmisibles siguiendo la dinámica y las premisas de esta nueva versión.

Mi segunda objeción radica en la deficiente estrategia empleada para caracterizar a los personajes secundarios, el plato fuerte de muchas obras de Shakespeare. No necesitamos a Harold Bloom para darnos cuenta que algo se pudre en esta serie. Mercutio es un villano sin escrúpulos que apenas habla en las sombras. ¿Dónde quedó el Mercucio shakespereano de diálogos laberínticos pero jugosos que acompañaba las correrías de Romeo? ¿Dónde está la Nodriza, esa pícara cómplice del romance, personificación y valedora del impulso carnal? Ubi sunt? ¿A dónde se fueron? Benvolio es un niñaco sin gracia, fray Lorenzo no existe. Solo caballitos alados y gente que puede sentirse el olor como si fueran perros en celo. Un asco total.

What’s in a name?, se preguntaba Julieta. Sobre la base de esta ingenua pregunta que deseaba desvincular al Romeo individuo de sus roles dentro de una estructura social, se infiltraba también un debate acerca del significado, el centro sobre el cual gira la tragedia de Romeo y Julieta: ¿puede la relación entre dos individuos ser más fuerte que los nombres, es decir, que la imposición de significados desde fuera de ellos mismos? Pues bien, olvídense de esta cantaleta en Romeo X Juliet, porque no encontrarán conflicto filosófico alguno, solamente una confrontación política, duelos de espadas y ciertos instantes de animación resaltantes. Claro, también un personaje llamado William que protege a los Capuleto, escribe obras de teatro, una llamada Otelo, la otra As you like it, y habla más amanerado que peluquero de barrio. Sabíamos que ciertos investigadores especularon acerca de la homosexualidad de Shakespeare (basándose en algunos sonetos leídos con malicia), pero extremar la transgresión hasta el propio autor del original supera cualquier tolerancia. Demasiado posmo para mi gusto.

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